domingo, 22 de junio de 2014

La Hondanada



Animalario geográfico poblado de renglones Índicos sobre el que los aviones planean, y asustados, se pierden hasta hundirse,
en esa orilla, “los otros”:
Veleta acardinal sin más puntos que suturas discontinuas después de un aborto, detrás,
criptozoología como mascarón de proa:
Al Norte Veracruz,
Al Sur Veracruz,
Nosotros, los del Oeste

los que el lector supone ávidos, sin extremos jóvenes,
decepcionados con lo impuesto, ligeramente asimétricos, de castigada belleza escarlata,
nosotros, chico,
en sus hábitos se ha de contar un voraz apetito por el cambio, la misma rebeldía que impulsa a las cometas a abandonar a los niños,
expediciones en las lindes de la moral, ya sea en parapente o de la mano de Dante,
disconformidad con los centros, resistencia en los perímetros
vocación de ser un cumulonimbos,
tener al menos un horizonte en la tropopausa.

Cuentan los antiguos que aquí en el West, los trastos viejos de un hombre son el tesoro de otro.
Nosotros, de vocación apodíctica,
quisiéramos mostrar eufóricos la misteriosa médica que en la Llanura se ejerce,
donde a fuerza de no crecer ya los dátiles, han florecido leyendas.
En este paisaje duro y desolado,
de monótonas tonadas alpinas,
de sombríos músicos roídos y de telón arpillero,
aquí,
donde el cielo empieza a reflejar húmeda y gris, la piel del cadáver del hampa,
los que decían:
- ¡Aquí curamos la dispepsia, la escrófula, la gota!
Pero allí,
allí la Santa cofradía de los Rougarou, el demonio de Jersey,
aquí, donde el acento arde como una herida congénita,
aquí las madres orgullosas del peso que soportan sus costillas,
aquí los padres tienen una sed insana por abandonarnos...

Y allí la mano que mece la cuna de los herederos
sus ojos como espejos de ferias ambulantes,
sus mentiras bípedas frente a nuestro cuerpo hecho currículum,
esta ruina aderezada de experiencias bárbaras,
Nosotros.

Aquí teníamos canciones para cada tipo de tristeza,
nupcias a diario con la virgen de las costumbres,
a golpe de no tener ya mañana imaginamos nuestros fatuos,
bailábamos marchas fúnebres mientras sonaban las rumbas,
aquí usamos la cerveza para desparasitar nuestro vientre,
el exceso como sustitutivo de sexo,
el mismo sexo en exceso


un criadero de necropsias carcome las poltronas del Crimen Organizado,
el Oeste, para ellos, sigue siendo Veracruz,
sus palabras bogan inmersas en pantanos de formaldehido,
se hacen fotos frente a monumentos conmemorativos de la Guerra de Secesión,
en esto también nos mienten,

¡He visto cosas horribles chico!
muertos los hombres de ataques de Fe alzarse las paredes del hospicio en nombre de la caridad,
no chico,
no preguntes por sus apellidos,
aquí podrían responder todos al mismo: Tizón,
esa dinastía de pistoleros ilustres,
nido de reptiles de segunda taxonomía,
habitan el infierno sin padecer sus llamas,

Aquí el refugio, los libros, los hombres, los bares,
Allí la sangre nunca se mezcla,
nadie usa el mismo cuchillo para los amantes,
tras los desastres las cajas negras se borran en Veracruz,
¡No quieras saber como huele esta caravana!
Sólo es un armario cargado de malos recuerdos chico,

pero el cielo es más blanco en la hondonada,
los músculos del cuello se apretaron tanto que mudaron sogas,
no da igual,
en este pueblo siempre ha bailado el mismo,
¿y ahora,?
con las banderolas caídas del 4 de Julio,
ahora que emerge otro enfisema en el pulmón de América,

¿Que ocurrirá cuando el Oeste cambie de nombre
ahora?
Ahora que se vislumbra el fin de esta particular travesía por el desierto,

ahora que la casta empieza a recurrir al valium… 




[poemas hipógrifos, segunda definición: de la familia de los poemas Jumanji no te gustan, pero tienes que acabarlos para poder continuar]

[I LOVE COOPER]